viernes, 20 de marzo de 2009

¿Hasta cuando nuestros políticos y empresarios abusarán de nuestra paciencia?

Yo creo que los políticos de este país no se dan cuenta cabal de la situación que se está creando. Los escándalos de corrupción son un río incontenible que no sólo desacredita a los que son procesados sino a los partidos que les han llevado a esos puestos. Los gastos desaforados y fuera de toda racionalidad en coches, viajes, despachos, etc. nos dejan asombrados, primero, y desolados, después, al observar cómo los políticos de cualquier partido viven ajenos al drama de millones de españoles que han perdido sus puestos de trabajo y que no saben cómo van a hacer frente al pago de su hipoteca o de los bienes de primera necesidad.

Las negociaciones para la financiación de las Comunidades Autónomas son una prueba más de que los políticos viven ajenos a la realidad que padecen quienes les pagamos el sueldo. No piden al gobierno central medidas para paliar el paro, ni se ofrecen para ayudar a salir de la crisis. Saben que algunas de las Cajas de Ahorros que ellos controlan están al borde de la quiebra por haberse gestionado con criterios políticos y no financieros, pero les da igual, el objetivo es conseguir más dinero del gobierno central para hacer más despachos, más oficinas, emplear a más funcionarios y comprar coches más caros.

Mientras ocurre todo esto, con nuestro dinero ayudan a los bancos y a las empresas que durante los últimos años han tenido beneficios extraordinarios pero que no pueden soportar un año de pérdidas. Los trabajadores se han convertido en los rehenes de las patronales: o ayudas o despidos. Se nos dice que debemos congelar los salarios si queremos mantener el puesto de trabajo, pero ni tan siquiera se plantea una participación en unos hipotéticos beneficios. Hasta ahora no nos hemos beneficiado de los años de bonanza. Subidas salariales en torno al IPC o IPC más un punto suponen una pérdida real de poder adquisitivo; la prueba es que en nuestro país la participación de las rentas del trabajo en la renta nacional ha caído 6 puntos en los últimos años. O sea, que los ricos se han hecho más ricos y los pobres somos más pobres. Dicho de otra manera, nos hemos sido los trabajadores los que hemos sido irresponsables o quienes no nos hemos sacrificado durante todos estos años. En cambio, los empresarios y financieros se han dedicado a especular, a crecer sin poner bases sólidas y a crear una economía con pies de barro que, a la primera de cambio se ha venido abajo.

¿Hasta cuándo creen que seguiremos soportando tanto derroche, tanto desdén, tanta incuria y tanta irresponsabilidad?

No es difícil pensar que si somos nosotros quienes debemos soportar las cargas del paro, los gastos sociales que provoca la crisis, las ayudas supermillonarias a empresas y bancos y, además, tenemos que resignarnos a ganar menos dinero por miedo a terminar en el paro. Digo que ante este panorama, surge de inmediato una idea: ¿por qué no nos quedamos con los medios de producción? Si los empresarios sólo pueden ganar dinero cuando todo el mundo lo gana y nosotros tenemos que pagarles las facturas cuando surgen los problemas, ¿para qué los necesitamos?

La razón del beneficio de los empresarios se fundamenta en que arriesgan su dinero, pero si arriesgan el nuestro, entonces el beneficio deberá ser también nuestro.

Cuando éramos niños nos contaban la fábula de la cigarra y la hormiga para enseñarnos lo bueno que era ahorrar y lo perjudicial que, a la larga, resultaba derrochar. Está claro que hubo demasiados niños que no supieron entender la fábula y, convertidos en políticos y empresarios, se dedicaron a gastar sin pensar en el mañana, nuestros impuestos y el beneficio de nuestro trabajo les pagaban juergas cada vez más largas y caras.

Pues bien, va llegando el momento de decirles que se acabó lo que se daba y que si quieren que nosotros sigamos pagando, seremos nosotros quienes tengamos la propiedad y el control.

Decía Cicerón en Las Catilinarias: Quousque tandem abutere, Catilina, patientia nostra?" (¿Hasta cuándo, Catilina, has de abusar de nuestra paciencia?). Pues eso.

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