lunes, 12 de octubre de 2009

Paisaje de España: desolación

La corrupción invade el país hasta los tuétanos. Antes fue el PSOE, ahora es el PP, pero todos sabemos que la corrupción anida en las organizaciones de los todos los partidos políticos. La necesidad de financiación para alimentar sus aparatos hipertrofiados y para pagar las interminables y permanentes campañas electorales exige la obtención de ingresos por los medios que sea y ése es el caldo de cultivo para los aventureros, indeseables y oportunistas que siempre surgen en el lodazal del dinero fácil y sin control.

Las grabaciones de Andalucía de hace un mes (ya no recuerdo el caso, son tantos, ¿quizás Mercasevilla?): de las subvenciones concedidas debían dar una parte, al parecer, pactada y habitual, para el partido o para quién sabe quien.

El 3% que el PSC arrojó a la cara de CiU y sobre el que rápidamente echaron tierra encima, seguramente para que no le salpicara también a ellos.

Los regalos, los coches, los trajes, los relojes, las cacerías, las mujeres... Lo de siempre de este país de estafadores, ladrones, sinvergüenzas y puteros (perdón por la palabra, pero es que no hay otra).

¡Qué asco, por Dios, qué gentuza!

Los fiscales y los jueces enredados con la oportunidad política. Durmiendo los asuntos que perjudican a unos (caso Faisán) y autorizando prácticas propias de las peores dictaduras: grabar las conversaciones de los abogados con sus clientes.

Ya hubo en tiempos de Felipe González grabaciones aleatorias en las que, ¡que cosas! se habían grabado conversaciones del Rey. ¿Cuál será la probabilidad de hacer un barrido electrónico y "pillar" una conversación del Rey? Pues en España se hizo y no pasó nada.

Se filtran los sumarios, se filtran las investigaciones policiales, siempre con el buen fin de perjudicar al adversario y según quien filtre unos son los medios beneficiados y otros los que protestan, intercambiándose los papeles cuando se cambia el adversario.

Y crece el gasto público, pero nadie habla de ahorrar. Tenemos un estado mastodóntico y carísimo, pero a nadie le importa.

Dicen que subirán los impuestos a los ricos y suben el IVA. Y no se sonrojan.

Dicen que subirán los impuestos a los ricos y suben  la tributación de las rentas del capital, es decir de los ahorradores, es decir, de los pequeños ahorradores, que ya sabemos que las verdaderas rentas del Capital no están ahí. Y no se sonrojan.

Dicen que las SICAV ya tributan al 18% cuando retiran los beneficios, pero no dicen que, según los expertos, hay un truco que consiste en retirar capital invertido en lugar de rendimientos, con lo que la tributación es prácticamente nula. ¿Lo saben y no se sonrojan? ¿No lo saben y están en el gobierno?

Dicen que no pueden subir los impuestos a las SICAV porque si lo hacen puede que se llevan el dinero fuera de España. ¿Podrían echar una ojeada a ver dónde está invertido el dinero de las SICAV? Porque seguramente se darían cuenta de que ya está en inversiones fuera de España.

Crisis, paro, derroche e indolencia. Ahí están, aguantando, esperando que pase lo peor con la esperanza de que un ligero repunte o una estabilización en la sima les permita ganar de nuevo las elecciones. Ahí están, esperando que el desastre se alargue lo suficiente para destrozar las expectativas del PSOE y ganar las elecciones y conseguir el poder y gobernar y manejar el presupuesto y... Y vuelta a empezar.

Quieren apostar por el I+D+i, pero bajan los presupuestos para investigación.

Entre las 200 mejores universidades del mundo sólo hay una española, la pública de Barcelona, hacia el puesto 170. Y dicen que somos la octava potencia económica del mundo.

¿Cómo podemos soportar a estos personajes viviendo de nuestros impuestos y tomándonos el pelo?

Y todavía hay personas que ante las noticias sobre Berlusconi afirman ufanas que cada vez se alegran más de no vivir en Italia. ¡Pues sí que podemos nosotros presumir de políticos!


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