lunes, 22 de marzo de 2010

Obama

Obama sigue adelante con su reforma sanitaria, a pesar de que sabe que la mayoría de sus compatriotas están en contra, algo que para nosotros es inconcebible, pero que dice mucho de cómo entienden los norteamericanos su relación con el estado y el papel de éste.

El presidente de USA sigue adelante a pesar de que sabe que puede costarle la reelección pero quizás porque está convencido que no sirve de nada ser presidente del país si ni siquiera puedes conseguir que tus compatriotas tengan un tratamiento médico adecuado sea cual sea situación económica.

Todos hemos visto películas y series en las que los protagonistas se arruinaban para pagarse el tratamiento médico o, sencillamente, morían sin poder recibir la asistencia adecuada por carecer de seguro médico o por que éste no cubría esa contingencia.

La lucha de Obama, decidido a sacar a delante la reforma más importante después de las que se dieron por los derechos civiles, nos reconcilia con la humanidad y con la democracia, sobre todo a nosotros, los españoles, que vemos resignados desde hace tantos años cómo nuestros políticos sólo se mueven y actúan en función de lo que eso pueda suponerles en votos.

Viendo a Obama renace la esperanza de que algún día, en algún lugar de este país maltratado y castigado por políticos sin escrúpulos, empresarios especuladores y ciudadanos sin conciencia, surja un político que de verdad quiera hacer algo por el bien de su país y se olvide de las urnas, de los votos y de las elecciones y piense, únicamente, que si de algo sirve el poder es para cambiar la suerte de sus conciudadanos y no sólo para mantener los privilegios del cargo.

Viendo a Obama la política española es de chiste. Ver las ridículas maniobras de nuestros políticos con sus globos sonda, sus anuncios a bombo y platillo y sus inmediatos desmentidos asustados por las reacciones de los ciudadanos o de los medios, Contemplar la falta de ideas y la ausencia de coraje de nuestros dirigentes produce, una vez pasado el inicial estupor, un profundo asco. Por eso, mirar estos días hacia USA nos hace sentir en el rostro la brisa fresca que nos alivia, al menos, momentáneamente las náuseas.

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