martes, 24 de abril de 2012

Las medidas económicas de Rajoy


Nuestro gobierno, el que por boca de su presidente decía que sabía lo que tenía que hacer, lleva en el poder cuatro meses en los que ha ido incumpliendo sus promesas electorales una tras otra con la única excusa de que la situación de nuestro país es desesperada.
Como excusa es bastante pobre si tenemos en cuenta que eso lo venían repitiendo en los últimos meses del gobierno de Zapatero. Así que si en la campaña electoral dijeron que no harían lo que ahora están haciendo sólo cabe deducir que nos engañaron de manera premeditada para conseguir nuestro voto.
Los engaños electorales son tan característicos de nuestros políticos que forman para de su identidad, pero no por ello deberíamos dejar de exigirles que dimitan si ese es su comportamiento.
En estos cuatro meses el gobierno sólo ha tomado medidas que reducen el gasto público, fundamentalmente el que redunda en el empleo y en los servicios a los ciudadanos, mientras que han sido muchos más discretas la reducciones en aquello que afecta a los políticos: sueldos, dietas, cargos, asesores, pensiones, privilegios, coches oficiales, tarjetas de crédito, televisiones estatal y autonómicas, etc. Es decir, han cargado el peso de la crisis sobre los contribuyentes aumentando los impuestos y reduciendo los servicios.
Por contra, no han tomado ni una solo medida tendente a la dinamización de la economía.
Son muchas las voces de diversos ámbitos nacionales e internacionales que advierten de que España entrará en una recesión más grave debido a las tremendas medidas de ajuste, algo que el gobierno parece ignorar. Pero la conclusión es evidente, reduciendo la inversión pública al mínimo, habrá menos empleo, si hay más persona en paro, las que trabajan deben pagar más impuestos y más tasas y los servicios (sanidad, enseñanza, transporte, etc.) son más caros, el dinero que las familias podrán destinar al gasto será mucho menor. Con menos gasto, menor consumo, con menos consumo menos producción, si decrece la producción aumenta el paro y eso no es otra cosa que alimentar el círculo vicioso. Si meter dinero público en el sistema de manera descontrolada es como desguazar los vagones para alimentar la locomotora, reducir drásticamente el gasto, aumentar los impuestos y las tasas y encarecer los servicios públicos es lo mismo que dejar a la locomotora sin combustible cuando la pendiente es más pronunciada.
Algunas de las medidas adoptadas no resisten el mínimo análisis.

Subida de las matrículas universitarias. Las justifican diciendo que los estudiantes apenas pagan el 15 ó 20% del coste real y acompañan un análisis demoledor (y a mi entender falso y exagerado) de la calidad de la enseñanza universitaria. Pero la pregunta inmediata es que si es tan mala por qué nos quieren cobrar más. Si fuera un restaurante no creo que subieran el precio del menú después de decirnos que la comida es mala y el servicio pésimo.

Subida del copago farmacéutico. En este caso el argumento es el contrario, tenemos una sanidad muy buena, por lo que es necesario preservarla aumentando lo que se debe pagar por los medicamentos.
De todas formas, yo estoy de acuerdo con esta medida en términos generales, no con la que parece que aplicará el gobierno. También pienso que se debería aplicar un pequeño pago por las consultas y por las estancias hospitalarias. En el primer caso para evitar abusos y en el segundo para abonar aunque sea parcialmente los servicios no sanitarios, comida, principalmente, que, además, el enfermo está dejando de abonar en su domicilio.
Pero todo esto debería abonarse en función de la renta y del tipo de enfermedad, crónica, de larga duración, etc. Sin embargo no parece que el gobierno se vaya a romper demasiado la cabeza con este tema y terminará por pagar, en mayor o menor medida, todo el mundo.

Las medidas adoptadas por el gobierno son injustas y recaen sobre la sufrida clase media, pero no se toman otras que tendrían menos efectos sobre el ciudadano medio. A las ya mencionadas y que afectarían a los cargos públicos, se podría disminuir el gasto en defensa, se podrían retirar las tropas que están en misiones fuera de España (nuestros socios, que nos exigen reducir el gasto, lo entenderían, sin duda). Se podrían unificar todas las elecciones, generales, autonómicas y municipales en la misma fecha. Sería un ahorro importante reducir, por ejemplo, un 20% los parlamentarios nacionales y autonómicos y los concejales.
No sería descabellado poner un impuesto especial a los coches de más de 60.000 Euros, viviendas de más de 600.000 Euros y joyas y otros objetos suntuarios de más de 6.000 Euros de valor unitario.

También debería hacerse una reforma en profundidad del IRPF, de modo que se corrija la actual situación en la que las rentas del trabajo pagan el 75% de este impuesto.

Hay muchas cosas que hacer y que este gobierno no está haciendo y no creo que tenga intención de hacer. Al contrario, la medidas que está tomando son las más fáciles y las menos eficaces para combatir la crisis.

No sabían lo que tenían que hacer. Ésa fue otra mentira de su campaña electoral. Y, lamentablemente, siguen sin saberlo.

Y España está técnicamente en recesión tras dos trimestres consecutivos en los que el PIB ha decrecido.

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